16.8.08

(sin título)

Y la Naturaleza cristalina

del origen de la vida

penetra hondamente la verdedad

del sur del Mundo;

 

y los aleteos inaudibles

proliferan bajo el sol

mientras el viento trae

los cantos desde el espesor;

 

y los sonidos del bosque

comienzan a desaparecer

cuando cambia el telón de fondo

después del atardecer:

 

y la obscura cortina que nos cubre

con destellos fugaces se desgarra

dando paso a los astros titilantes

que danzan animados por la música

del bosque.

 

¡Qué silencio el que mueve a las estrellas,

al agua, al viento y a las hojas!

cuántas voces que se escuchan tras la falsa

monotonía de las tierras vírgenes,

rebosantes de verdad.

 

¿Existirá sabio alguno que haya olvidado

a su madre creadora, a la Diosa

que sin angustiar nos regala

su experiencia, su vientre, su piel?

 

El equilibrio inimitable de su andar

nos responde sin titubear.