Y todo pende de un hilo,
de una hebra hecha con arena
escaldada, apuntando hacia el vacío:
oscuro y ciego.
Tus manos cansadas halan con brío
para salvar lo desconocido.
La fuerza del juramento se resiste y la carne
se abre; la piel llora su dolor con fuego.
Pero el espíritu mantiene, firme,
la lucha por preservar lo que no se anhela;
y la tristeza, la amargura en contra
resquebrajando los huesos con su fibra inmaterial.
El cuerpo resiste y tira. De a poco,
la vasija suspendida se alza;
desde lo negro, incógnita.
El cántaro mudo de la esperanza.
Con las manos cubiertas de rojo lo abrazas,
lo besas, lo salvas y miras dentro:
nada; ahí sólo existe el eco
de tu aliento consumido.
Lo dejas a un lado y erguido, sonriendo
a la humedad de tu rostro, continúas
el andar al borde del abismo buscando aquello,
escudriñando el sueño.
3 comentarios:
¿Qué diría ese Manuel de añtano?
¿Manuel Torres actualmente escribe bien?
Y el perla se de el lujito de escribir eso...
=D¨
... Entonces únete a Dios antes del 2012 ;)
Hasta que lo leí, perdón me demoré un poco.
Me gustó.
Es una preciosidad lo que escribes. Felicidades.
Publicar un comentario